Cómo podemos ¿Rememorar una crisis en curso que está siendo minimizada y repudiada públicamente? ¿Cómo podemos salvar el abismo entre los millones de vidas perdidas en todo el mundo y la intimidad de las pérdidas personales y familiares? ¿Y cómo se puede transformar la memoria traumática en un compromiso activista por la justicia social?
Cuando concebimos el ZCMP, nos dimos cuenta de que los eventos monumentales y aún no procesados de la pandemia de COVID-19 requieren sus propias prácticas de duelo y conmemoración que surgen de múltiples tradiciones y forjan otras nuevas. No llegamos a estar juntos en oración, dijeron los participantes. Para ser restauradoras, las prácticas de la memoria deben superar el aislamiento ocasionado por el confinamiento por la pandemia y la imposibilidad de unirse a amigos y familiares para llorar a los seres queridos. Basándose en las tradiciones afrodominicanas, los participantes de Washington Heights construyeron dos Altares a los Prójimos Amados en la Catedral de San Juan el Divino, con velas, bordados, fotografías decoradas y objetos que sirvieron como recordatorios de la pérdida, incluso cuando honraron las contribuciones duraderas de quienes murieron por y durante la pandemia. [altares]. La exposición Imagine Repair de ZCMP también incluyó un memorial participativo en curso del artista Rafael Lozano-Hemmer, Una grieta en el reloj de arena. Proporciona ese momento de acompañamiento que nos perdimos, permitiéndonos estar presentes mientras un brazo robótico dibuja lentamente imágenes de seres queridos perdidos con arena similar a la tinta. A medida que la arena se reutiliza para retrato tras retrato, las imágenes de los muertos se entrelazan en un espacio de duelo comunitario.
Pero las prácticas de memoria en medio y después de la pandemia también necesitaban dejar espacio para nuestra ira ante el fracaso y la negligencia institucional que causaron mucha más devastación de la necesaria. Descubrimos que compartir recuerdos a través de la narración de historias, la escucha activa, talleres de Teatro del Oprimido y otras actividades creativas puede ayudar a individuos y grupos a reconocer y dar sentido a pasados dolorosos y comenzar a sanar de pérdidas traumáticas, tanto individuales como colectivas. Un primer paso importante hacia la recuperación emocional, el entorno solidario que fomenta los actos de testimonio y testimonio también puede convertirse en una plataforma para la transformación social. A medida que la memoria activa el pasado en un entorno comunitario, también puede replantearlo e imaginar un final potencial diferente, uno que pueda servir como provocación para el compromiso político colectivo. Sólo así la memoria puede ser reparadora y orientada hacia el futuro.
El hecho de que todos podamos unirnos con ese trauma compartido para reconocerlo, liberarlo y colectivamente ver un camino a seguir es algo muy hermoso.
Foto de encabezado: Sylvia Juliana Riveros Torres