María José Contreras
Desde Desde la inauguración de la exposición, he estado escuchando al grupo más diverso de personas enviando mensajes al futuro. Entran en la cápsula del tiempo preparados para compartir su experiencia de Covid, pero cuando se enfrentan a la pregunta "¿Qué quieren que las generaciones futuras sepan sobre Covid en Nueva York?" hacen una pausa. De repente el silencio llena la burbuja transparente.
La pregunta no es fácil. Como me dijo una mujer, "todavía estamos en esto, ni siquiera puedo empezar a pensar en el futuro". Hablar con el futuro requiere imaginar lo que está por venir, y esto parece un ejercicio difícil para muchos de nosotros. La pérdida, la decepción, el dolor y el miedo continuo todavía están demasiado presentes. Pero después del silencio, las palabras comienzan a fluir. Miro sus ojos que persisten destapados por las máscaras. Y las palabras se desbordan de los cuerpos cansados de estar apretados. Las palabras son a veces breves y simples, a veces complejas y poéticas. Las palabras surgen de un espacio compartido donde amarrar el pasado con el presente es posible y fructífero. Un instante en el que ambos podemos conjurar un futuro diferente.
Imágenes de encabezado y presentación de diapositivas por Desiree Rios